martes, 23 de septiembre de 2008

una poesia imposible!

Esta noche intento escribir y no puedo.

Me siento ante esta hoja en blanco

como si de un altar se tratara

sin lograr romper su absurdo y duro vacío.

A fuera en la noche, se acentúa el frío

y el aullido del viento

pasa junto a mi ventana.


No puedo, no soy capaz de romper estas cadenas!

Este blanco infernal me golpea en la sien

como si fuera mármol y no papel,

me tiembla la mano al ver

que no soy capaz de escribir nada en él...


Sólo soy capaz de pensar en ti,

tu ocupas todos mis sentidos

y colapsas mis ideas de un modo

que ni yo misma alcanzo a comprender...


Y llegará el amanecer,

con su halo dorado,

y yo seguiré aquí,

angustiada junto a mi cama

por no saber poner palabras

a lo que siento...

y dejará de aullar el viento

y pasará la mañana,

y arrullarán las palomas

junto a mi ventana..

y a pesar de ello yo seguiré aquí,

empeñada en descubrir

un modo verdadero de decir

que sencillamente "te quiero"

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Isaías 11, 1-9

" Un nuevo brote saldrá del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces.
El Espíritu del Señor reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza,
espíritu de conocimiento y de reveréncia hacia el Señor;
le inspirará el temor de Dios.
Él no juzgará según las apariencias
ni decidirá por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles
y sentenciará con rectitud en fabor de los pobres;
Su Palabra será un látigo para el país,
una sentencia que hará morir al malvado.
Su arma será la Justícia
y la fidelidad ceñirá sus caderas.

El lobo habitará con el cordero
y el leopardo se recostará junto al cabrito;
el ternero y el león pacerán juntos,
y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en compañía,
sus crías se recostarán juntas,
y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará
cerca del nido del escorpión,
y el niño meterá la mano
en el escondite de la serpiente

No habrá más maldad en toda la montaña Santa
porque el conocimiento del Señor llenará la tierra
como las aguas cubren el mar."
Isaías 11, 1-9



jueves, 4 de septiembre de 2008

Caminar sobre las aguas...

"La barca se hallaba lejos de tierra y era zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.
De madrugada, Jesús avanzó hacia ellos caminando sobre el mar. Cuando sus discípulos le vieron, se asustaron y se dijeron:
- ¡Es un fantasma! - y aterrorizados se pusieron a gritar. Él les dijo enseguida:
- ¡Valor, soy yo, no tengáis miedo!

Pedro le contestó:
- Señor, si eres tú mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
Él le dijo:
- Ven.
Pedro bajó de la barca y empezó a andar
sobre el agua hacia Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
-¡Señor, me hundo! ¡sálvame!
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
-¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?" (Mt. 14, 22-32)

Hay veces, que parece que nos va a dar algo de lo agobiados que nos sentimos. Nos angustian los problemas, y muchos de ellos se nos presentan como muros infranqueables. Incluso hay veces que el panorama es tan desalentador que llegamos a odiar la vida o a cuestionarnos su sentido.
Encendemos la televisión y todo son desgracias, auténticas calamidades... guerras, hambrunas, abusos, violencia... un escenario horrible al que se añade la realidad de cada día, la de nuestra familia o nuestros amigos, la de nuestros vecinos, la de la gente que vive a nuestro alrededor. Las tragedias y los dramas personales asedian todos los rincones de nuestro corazón y no podemos evitar que se parta en dos ante el dolor ajeno... Es como si a nuestro alrededor se hubiera dispuesto todo un dispositivo "anti-alegria" o "anti-felicidad" y todo parece confirmar que nuestras dudas existenciales van por buen camino... Con un breve gesto de descontento solemos mirar al cielo un instante y exclamamos: " ¡Todo es una auténtica mierda!", y conformados, nos abandonamos a hundirnos en ella porque nos sentimos agotados de tanto luchar.

Sí, realmente es difícil pensar que puede existir algo parecido a la felicidad en medio de tantos desiertos del alma... es difícil convencer al que sufre de que algún día su dolor acabará, que quizás algún día pueda dar un sentido a todo lo ocurrido. Sí, es francamente difícil... y si embargo, lo cierto es que el ser humano, a pesar de todo esto, acostumbra a encontrar fórmulas que le ayudan a superar los muros, los traumas, las barreras, y aunque todo lo vea negro normalmente logra avanzar! Hoy, mientras caminaba en dirección a mi casa me admiraba de que tengamos un don semejante; nosotros, que somos cobardes y egoístas por naturaleza, que somos capaces de perpetrar los más horrendos crímenes, de destruir, de anihilar... también podemos construir! me ha parecido algo paradójico y sorprendente, pero sobretodo maravilloso.
Y sin embargo es cierto...
La fe nos hace capaces de construir un pozo en el desierto, porque nos hace pacientes.
Nos impulsa a llegar donde nadie ha llegado, a descubrir lo que nadie ha descubierto, a superarnos día a día, porque nos hace tenaces.
Gracias a ella nos enfrentamos temerariamente a grandes retos, solucionamos problemas imposibles, damos la vida por los demás si es necesario... porque nos hace valientes.
La fe nos acerca a las personas, nos devuelve amistades rotas, nos confirma vínculos sentimentales de los que podríamos dudar... porque ante todo, tener Fe significa tener confianza.

¿Qué seríamos sin fe? sólo seres amargados incapaces de darse, de amar a los demás... sólo seres grises y apagados que se han conformado a la oscuridad y se han sometido al mal del mundo como pobres ovejas en medio de una manada de lobos. Y no obstante, por suerte para nosotros, en los momentos de duda y tribulación la fe acude a nosotros, solícita, y nos infunde esperanza. Es ella la que nos hace luchar aunque parezca que la batalla esté perdida o, aunque el viento zarandee nuestra barca, como se dice en el Evangelio. Es la fe la que nos da la mano y nos pregunta: ¿Porqué dudas? y nosotros no decimos nada, no pensamos nada ni nos planteamos nada, tan solo nos limitamos a dejar que sea ella la que nos levante, y gracias a ella... caminamos sobre las aguas.