domingo, 22 de marzo de 2009

La dificultad de ayudar...

"¿Qué haces ahí?-le dijo al bebedor que estaba sentado frente a una colección de botellas vacías y otras llenas.
Bebo- respondió el bebedor con aire lúgubre.
Pero ¿por qué bebes?- Le preguntó el principito.
Para olvidar- respondió el bebedor.
¿Para olvidar qué?- Preguntó el principito, que ya desde ese momento lo compadecía.
Para olvidar que tengo vergüenza- confesó el bebedor agachando la cabeza.
¿Vergüenza de qué? -preguntó el principito deseando auxiliarlo.
¡Vergüenza de beber!- dijo el bebedor y se encerró definitivamente en el silencio."

"El Principito", Sant Exupéry.



Un día llegué a la conclusión de que la peor lucha del ser humano era la que emprendía consigo mismo...
Eso pensé después de haber pasado años arrastrándome por el barro, luchando a contracorriente, creyendo que la única paz que habría de encontrar se encontraba en la muerte...
Eso pensé después de superar la oscuridad y de descubrir que la palabra "esperanza" tenía un significado vivo y real...

¡Y sin embargo, que equivocada estaba!

Hoy he descubierto que hay una lucha peor que la que yo viví... la del que nos mira impotente y desea ayudarnos sin saber cómo hacerlo... la del que nos ama y no puede hacer nada para arrancarnos de la miseria y del caos, tan solo esperar pacientemente a que nosotros nos armemos de valor para hacerlo.... la del que nos llora a escondidas porque le duele sentir pena por nosotros y no admiración, la del que se lamenta por amor e intenta explicarnos por enésima vez qué es lo que falla en nuestra vida y las razones por las que hemos perdido esa alegría y esa paz que él disfruta una y otra vez, a pesar de saber que no le escucharemos por cabezonería...
No hay peor lucha que la que sufre aquél que no es feliz cuando los demás son desgraciados....

¡Señor, cuan difícil es sufrir por amor! y qué pocas lecciones podemos darte a Ti sobre eso...