domingo, 27 de julio de 2008

Yo soy la necia y no tu.

Señor, perdoname porque a veces pierdo la fe.
Perdoname por pensar que la confianza no es suficiente para avanzar en este mundo, que se necesitan más armas, más escudos, más máscaras para poder vencer...
Señor, perdoname, porque a veces me alejo de ti.
Perdoname por no atreverme a amar como tu lo haces, por necesitar tanto los demás, por acabar exigiendo cariño como si se tratara de un derecho cuando en verdad es una gracia inmerecida...
Señor, perdoname por mi inmadurez... por tener miedo de la muerte como una niña asustada y no ser capaz de dar mi vida sin reservas. Por calcular cada paso que doy por miedo a caer o a equivocarme, en vez de dar gracias por ser falible y tener el privilegio de aprender de mis errores...
Te pido perdón por cada minuto que no aprovecho, por cada instante que desperdicio preocupada en tonterías.

Señor... perdoname por estar triste esta noche y no darme cuenta de lo afortunada que soy. Por no apreciar el amor de los que me rodean, por permitir que mis temores me dominen, por permitirme descansar en la melancolía, por permanecer sentada en la comodidad de mi apatía esperando que un milagro me saque de ella...


O no, Señor, mejor no me perdones... porque te pido perdón sabiendo que eres incapaz de negármelo, que me lo das sin que lo merezca...
Tu amor es tan gratuito y fácil de obtener, que me siento indigna por pedírtelo... y sin embargo tu me lo ofreces sin condiciones!

Tanto me amas, Señor? tanto? diste tu vida por mi...

...y cómo podría yo corresponderte de igual manera? cómo? si cada vez que te ofrezco mi vida soy incapaz de mantener mi promesa! cómo, Señor, si tu semilla no crece en tierra fértil sino en un pedregal?


Señor tu eres el faro que guía mi camino, a tu mano me aferro aunque no sepa hacia donde me llevas... en tus brazos me abandono aunque no pueda imaginarme nada de lo que pretendes ni entender nada de lo que me susurras al ohído!

Y esque me amas como un padre y eres el camino, la Verdad y la vida, y tu mano apacigua las tormentas...
Señor, cuanto te agradezco ser yo la necia y no tu!

No hay comentarios: