lunes, 27 de octubre de 2008

Para poder restaurar hay que arrancar la suciedad de cuajo...

Quizás no sea tan falaz pensar que se puede restaurar lo que el tiempo ha corrompido...
Quizás sea posible soñar después de todo...

A veces tengo la sensación que el mundo se acaba y de que todo es inútil. Esto acostumbra a suceder cuando entro en crisis conmigo misma, cuando me doy cuenta de mis faltas y de mis errores, y de lo poco que hago por remediarlos. Esto me hace entrar en una lucha conmigo misma en la que normalmente salgo perdiendo porque dejo de confiar en mi misma y paso a despreciarme o a faltarme al respeto.

Provablemente sepáis de lo que hablo, me refiero a esas faltas de caridad para con uno mismo, esa autoexigencia exagerada y extremista que no nos concede ni siquiera una sola salida.
Realmente es necesario ser perfeccionista con uno mismo, pero creo que hay un límite entre eso y la autofustigación. Seguramente mi tendencia a ello se debe a mi incapacidad por moderar mis emociones. Todo lo llevo a extremos, soy incapaz de hacer las cosas desde el término medio y de un modo sosegado.
Sin embargo he descubierto que eso me ocurre porque simplemente soy imperfecta. El término medio de las cosas es el objetivo de todo aquél que quiera tender hacia un concepto de perfección, y no conseguirlo es lo más normal del mundo puesto que nuestra naturaleza tiende a lo inestable si bien necesite de la templanza para su equilibrio mental y espiritual. Sé que lo que acabo de decir es trivial, no obstante para mi no lo era tanto y no lo digo porque pensara que yo era perfecta o sin mácula y me haya sorprendido descubrir que era todo lo contrario. Me refiero, más bien, a que se nos ha educado en una cultura donde el error o bien es inconcebible o bien es lo mejor que puede pasarnos. He visto, por ejemplo, a mucha gente haciendo lo que yo: autofustigarse cruelmente ante una falta o un fallo y vivir con esa carga toda la vida. Y también, he escuchado a mucha gente jactándose de los errores y de los tropezones que ha tenido en el pasado, me refiero al ya clásico "no me arrepiento de nada", "lo volvería a hacer si volviera atrás"...
Es decir, que nuestro punto de vista sobre el error es ya de base extremista, y creo que eso hace más comprensible el hecho de que nuestra forma de interpretarlo lo sea también.
Yo he estado reflexionando sobre esto estos días y he aprendido que arrepentirse no es autflagelarse por los errores que hemos cometido. Que aunque el fallo sea necesario para el aprendizaje de alguien, no significa que eso tenga que ser motivo de orgullo para nadie. Que el error te exime de culpa porque exige cierta ignorancia por parte del que lo comete aunque no de responsabilidad, y que el pecado existe: es todo aquel mal que hacemos conscientemente, y que sólo es perdonable cuando existe un arrepentimiento sincero...
Me he dado cuenta, pues, que soy imperfecta porque antes creía que tender hacia un concepto de perfección exigía ser implacable con los propios defectos. Ahora me doy cuenta de que no se trata tanto de combatir, sino simplemente de vivir la virtud. Es decir, que si realmente queremos salir del pozo o la esclavitud de nuestras miserias solo hay un camino: dejarse de palabras vacías o de faltas de caridad para con nosotros mismos y ponerse manos a la obra trabajando aquellos aspectos que nos martirizan desde la virtud que se le opone.
Sé que es muy fácil decirlo, soy la primera que me cuesta ponerlo en práctica. Pero hay que intentarlo, está en juego algo extremadamente importante: nuestra felicidad.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ole ,ole ,ole no hay manera mas buena de aprender y seguir adelante que llegar a ese punto de entenderlo aprenderlo y saber solucionarlo. Si que es dificil luego ponerlo en practica pero lo mas dificil es poder verlo y entenderlo, y lo has hecho fascinantemente bien creo que para llegar a ser felices necesitamos entender muchas cosas y al mismo tiempo desentender muchas que creemos que son las correctas ya que nos han educado y/o enseñado y nmos estan vendiendo una base bastante equivocada y si creo que el querer ser perfectos nos hace autoflagelarnos demasiado y que con los extremos nunca podremos seguir tirando hacia delante aix mi palomita que veo que sigues teniendo esa esencia que le falta al 80% de la humanidad jejejej no cambies nunca que aunke te veas mas imperfecta que la mayoria eres de lo mas abanzado de lo imperfecto y eso lo tiene muy poca gente un besote!